La Konica Auto S2 es otra magnífica telemétrica de los 60, grande pero manejable y con una construcción sólida, ajustes precisos y materiales de calidad, no hay plástico por ningún sitio.
Dotada de un luminoso objetivo nítido y contrastado, con un desenfoque suave y bonito.
La cámara funciona con control manual e independiente de la pila o automático con prioridad a la velocidad.
El diseño es simple, espartano diría yo, y con una característica para mí desconocida en otra cámara: el marco de corrección de paralaje no solo se mueve según el enfoque sino que cambia de tamaño para ajustarse al ángulo exacto de la imagen en tomas cercanas.
El obturador central, un Copal SVA, permite la sincronización de un flash electrónico a cualquier velocidad.