
El fuelle que se emplea para macrofotografía aleja el objetivo (macro o no) del plano del sensor permitiendo un enfoque muy cercano y, en consecuencia, reproducciones macro con grandes factores de ampliación. Aunque hace la misma función que unos tubos de extensión, permite un control mucho más exacto que los anteriores y un enfoque muy preciso. Naturalmente es para usarlo con calma y no es herramienta apropiada para ir con ella por el campo a la caza del insecto. Puede usarse también con objetivos macro especiales para el caso, que carecen de aro de enfoque ya que el enfoque se realiza con el rail del fuelle, con macros normales y en combinación con objetivos invertidos mediante un aro, permitiendo escalas de reproducción aún mayores.


Colocado en un soporte de copias, que en la foto es una columna de una antigua ampliadora, permite copiar documentos, fotos impresas, etc., con el grado de ampliación que se desee. Debe usarse una iluminación apropiada, normalmente dos focos o flashes a los lados cuya luz incida con un ángulo de unos 45 grados sobre el objeto a fotografiar. A veces puede ser necesario polarizar las luces si los objetos a reproducir producen brillos indeseables. Las cámaras con liveview o las sin espejo y pantallas abatibles son muy cómodas para este tipo de trabajos. Si la cámara es una réflex sin liveview, un visor de ángulo con posibilidad de aumentar la imagen, hace más cómoda la visualización y facilita el enfoque.
Para macrofotografía de pequeños objetos también resulta útil el fuelle. En la foto se ve el fuelle montado en la columna de la ampliadora, con un objetivo de 50mm de la marca Konica Hexanon AR. Es una de las ventajas del fuelle: por un lado le puedes montar la cámara de la marca que quieras, y por el otro un objetivo de cualquier otra marca. Aquí se ve en situación de tomar una imagen de una pequeña flor, de unos 7 mm de diámetro, que está situada a una distancia de 7 cm de la frontal del objetivo. Se ha obtenido una escala de reproducción de 2:1.